IME BIASSONI (Ceres-Santa Fe-Argentina)

LA SILLA

¿Quién dijo que la silla está vacía?
No sólo el polvo la acompaña,
hay misterios y duendes habitándola,
las patas sostienen telas de arañas
madrugadas en el tiempo,
y un reflejo soleado se queda para contar
contar su historia de nueva, de vieja
de querida y de arrinconada.

Hoy no está sola ni vacía,
la habita la nostalgia
por el tiempo ido, los juegos de niños,
cuando era convertida
en bicicleta o carrito
caballito o máquina de tren,
escuchando retos de mamá
cuando no la dejaban en su lugar...

Hoy la silla, por los tiempos compartidos
me dibuja una sonrisa
en el polvo de su asiento
y yo, yo... derramo una lágrima.

UNA LUZ

Me condena el tiempo
cuando miro hacia atrás
cuando quiero ver y no veo
porque lloran los años
y se vuelven pesados.

Existen grietas y desatinos
puertas que no abren
y ventanas atascadas.

Pero siempre hay una luz
la que se filtra silbando hendijas
la que muerde soledades y se las come
la que enseña otros caminos
y cuando vende, no da vuelto
pero abre las ventanas...

TELÓN

Sombrío telón
sube para que pase la luz
para que se filtre el viento de los enjambres
para que cuaje el sol.

NOCHE

Noctámbula
abre otras puertas
que la noche está cerrada.

ESPEJO

Me plegué sin tiempo
para despertar nueva.

Te escribí en el espejo
te peiné, te decoré con pinturas
y cuando te quise hablar
me respondiste con muecas.

¿Qué son esas muecas?
¿qué necesitas, qué quieres?

Recibí por respuesta
otros gestos aturdidos.

Y ahora estoy aquí
en pie, viendo, sintiendo
soñando quizás,
a la espera de otros reflejos
con un sol muy adentro.