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LUIS ALFONSO MONASTERIOS TORRES (Maracaibo-Zulia-Venezuela)

"HASTA QUE LA VIOLENCIA NOS SEPARE"

"Hasta que la violencia nos separe" ¿Somos violentos porque jugamos videojuegos violentos? ¿O jugamos videojuegos, porque somos violentos? Al parecer, la raza humana es violenta, autodestructiva, agresiva por naturaleza, está en nuestros genes. Construimos máquinas que destruyen, que asesinan. Contaminamos y enfermamos el planeta. Hay crímenes de odio; raciales, religiosos, de género, de inclinación sexual. Guerras militares, económicas, ideológicas, comunicacionales. Miles de personas se suicidan. Otras viven del delito. Se venden drogas, pornografía, mujeres (trata de blancas) y esclavos. Porque la esclavitud no ha desaparecido, sólo cambió de aspecto y nombre. En fin, parece que estamos condenados a la destrucción guiados por la mano firme de la violencia. Cientos, quizás miles de mujeres son asesinas por sus novios, amantes, esposos, amigos. Por aquellos que en algún momento les dijeron casi llorando, que las amaban y eran lo más importante de sus vidas, ¿se acuerdan? Se culpa a la violencia de la televisión, los videojuegos, el cine, la música. Se culpa al machismo, a la pobreza, a la ignorancia. Al alcohol, las drogas. Porque hay que culpar a alguien, siempre que no sea “yo”.
Hace unas semanas atrás, sucedió una tragedia en Venezuela, el campeón de boxeo Edwin "Inca" Valero, asesinó a su esposa Jennifer Viera de 24 años de edad y luego se suicidó en la celda donde estaba detenido, utilizando su propia ropa. El matrimonio tenía dos niños, de siete y cinco años, quienes presenciaron la escena y deberán vivir cargando con la temible pregunta: ¿por qué papi le hizo eso a mami? Es una terrible y casi irreal tragedia. Dos víctimas, encerrados en un laberinto sin respuestas, sin herramientas para salir, para poder solucionar sus diferencias. Quizás la base estructural de la personalidad, el aspecto emocional, psicológico, racional no era tan fuerte o quizás se fue resquebrajando ante tanta presión. Estaban agotados. Y dos víctimas más, dos inocentes que deberán pagar un altísimo precio el resto de sus vidas. Son cuatro las víctimas de semejante violencia.
¿Cuándo nos convertimos en eso? ¿En qué momento se acaba el amor por una mujer, que es madre de nuestros propios hijos? ¿Por qué la violencia al parecer es un rasgo que nos "une" en Venezuela? ¿No tenemos otra opción? ¿Otra respuesta? Por supuesto, los comentarios; violentos la inmensa mayoría, se multiplicaron por los reinos digitales de la web, comentarios violentos en contra de un asesinato violento ¿¿¿??? que pretendían "repudiar" la tragedia. ¿Se dan cuenta? cómo la violencia es rasgo del venezolano y venezolana. La violencia física no es la única que ejerce el hombre hacía la mujer, las llamadas "feministas" pegan el grito al cielo y arman su propia hoguera, cuando se llega al punto de no retorno. Pero se utilizan distintas formas de violencia, se perfeccionan; la mentira es una de ellas, los chismes, brollos, calumnias son una de las más despiadadas, hasta en las sagradas escrituras se condena el "hablar mal del prójimo" y sin embargo lo hacemos a cada momento y andamos como si nada y luego tenemos la cara dura de apuntar el dedo hacia otros y acusarlos de violentos, somos una sociedad de hipócritas. El robo, el fraude, el engaño, el adulterio, el odio, la adulación, la impuntualidad, la irresponsabilidad, la mediocridad, el consumismo, todas son manifestaciones violentas que agreden e irrespetan al otro, emergen de lo más obscuro de nuestras podridas entrañas y aniquilan el rostro bueno del amor y la fortaleza de la amistad, que a palabras del poeta venezolano Aquiles Nazoa, "es el invento más bello del hombre" (de: "Rezo el credo").
También existen la violencia disfrazada de algo bueno, como los chistes y el muy famoso "humor venezolano" donde dicho humor es racistas, sexista, blasfemo inclusive. Se agreden a las mujeres, monjas, sacerdotes, negros, gordos, delgados, pequeños, andinos, especiales, todo un arcoíris de excreta lanzado a todos lados, menos hacia “mí”. Otras manifestaciones violentas son los piropos y aquí más de una fémina, se molestará conmigo. Pero el piropo es una agresión sexual directa, que degrada la condición de la mujer y le coloca el precio sexual como única razón de ser de ellas. Y sin embargo se celebra. Otra de las "buenas" manifestaciones de violencia, es el admirable cuido y atención que le brinda el varón a su dama; "mi esposa no va a trabajar", "no le va a faltar nada", "todo se lo voy a dar", "todo lo que ella quiera", "¡pida por esa boquita, tan linda!" todo ese cuidado hacen de la dama, una inútil, la convierten en una necesitada del esposo, dependiente, obediente, embalsamada, esperando lo que el esposo diga y haga. Dependencia que sirve al hombre para controlarla y castigarla. No se le permite a la mujer desarrollarse por su propia cuenta, defenderse sola, tener su propio criterio y tomas de decisiones. Y a él se le considera un esposo ejemplar, "sí la quiere", "ese hombre es un ángel". ¿No han notado que a las amantes se les trata mejor que a las esposas? ¿Se les llena de regalos, besos y caricias? ¿O son ideas mías?
El machismo merece un artículo aparte dada su complejidad. El abandono del hogar por parte del "hombre" es quizás uno de los gestos violentos más peligroso, por las heridas y traumas severos y profundos que pudiera dejar entre sus víctimas. La infidelidad del "macho" y las constantes mentiras y engaños hacia la mujer, causan también graves marcas y heridas que muchas veces no son atendidas o no son visibles, desencadenando tragedias en íntimo, pequeñas, medianas o grandes que van sumándose unas a otras. Batallas que muchas veces le toca a la mujer luchar sola.
Por su lado, la mujer también genera violencia, bien sea porque se convierte en eco y regresa la que recibe del hombre o la que produce ella sola, dirigida hacia el hombre para destruirlo y cuando no lo puede destruir, la dirige hacia los hijos de ese hombre; "tu padre es esto", "es lo otro", "eres igualito a tu papá, que no sirve pa´ nada". ¿Cuántos jóvenes asesinos, que salen y matan a cualquiera en la calle, están más bien buscando cada noche a su padre que lo abandonó para asesinarlo? Cada noche, cada asesinato, es matar al padre irresponsable. Eso es alimentado por la madre herida y lastimada.
La tragedia del Inca Valero, representa lo que somos nosotros en Venezuela, es la violencia con la que afrontamos la vida, es lo que aprendemos y enseñamos. Es nuestra propuesta. No es una tragedia que le sucede a otro, nos sucede a todos, nos está sucediendo cada día. Muchas mujeres son maltratadas y asesinadas de distintas maneras en Venezuela. Silencio. Dolor. Terror. Más silencio. Y pretendemos que nada a pasado, que no es con nosotros. ¡¡Qué fácil es ver la ciudad pasar a través de las ventanas de un auto con aire acondicionado o un autobús con sudor y calor o las ventanas todas chic, del facebook, twitter o blackberry!! ¡¡Qué fácil es culpar a todos los demás!! Tanto el hombre como la mujer generan violencia, crean su propio infierno privado. Su maldición a cuesta. Miradas quebradas. Tormentas metálicas. Deformes seres alimentándose de nosotros mismos. Soberbia, orgullo, venganza, el uno hacia el otro. De espaldas a los Dioses, ciegos ante los Maestros. Nada cambiará, hasta que se apague el televisor, la internet, los celulares y recordemos cómo se conversaba, como nos cuidábamos unos a los otros, como era su mirada, su voz. Sólo volviendo a los principios, reconstruyendo la familia, lograremos dejar atrás tanta violencia y muerte. Porque tiene que ver mucho con la estima de las personas, con su querencia, con su capacidad de ser adultos, de enfrentarse a los problemas que plantea la vida, no como problemas, sino como enseñanzas para acercarnos un poco a los Dioses. La manía del consumismo se acaba con educación, la delincuencia, el odio, la frustración también. Educación. Sensibilidad para ser un poquito más humanos. Explorar nuestro Ser y redescubrir que no todo en nosotros es negativo, que también tenemos un montón de cosas agradables, buenas, eternas, inclusive, sólo que están olvidadas entre tanto ruido que llevamos. Sólo cuando la mujer y el hombre logren establecer relaciones de corazón a corazón, la violencia, será una leyenda dolorosa. Y esa relación de corazón a corazón, ese tocarse las almas, los corazones, es un hecho de voluntad, de compromiso, de fidelidad, de amplitud, de autenticidad, de coraje, de confianza, de salud, de fortuna, de buen karma.
"Te amo tanto, que no te lo voy a decir, para que nada nos amarre". "Te amo tanto, que ahora soy un mejor hombre". "El amor hace surgir tu mejor identidad".

ESPEJO, ESPEJO

Querida Cristina
Prometí escribirte hace tiempo. Disculpa. No pude o no quise. Ahora, tengo algo sorprenderte que decirte; tal vez pienses que son mis delirios y alucinaciones de siempre. Y puede que tengas razón, no sé. Nunca me he sentido tan confundido y desolado como ahora. Te darás cuenta, cuando termines de leer.
Mi alma no tiene descanso, ni el más mínimo. No hay paz, ni rezos. No hay nada. Tengo miedo, mi querida Cristina. No sé cuánto tiempo ha pasado, no sé si todo es una terrible pesadilla kármica, originada por mis propios fantasmas. Pero, algo pasó, está pasando conmigo en este momento. Trataré de contarte. Quizás no me dé tiempo terminar. Quizás sea lo último que te diga.

¿Recuerdas la vieja casa abandonada, cerca del Tecnológico? Bien. Pasaba por ahí, vi a una mujer entrando, una mujer bastante joven.

Llevaba el pelo largo y desordenado, es lo único que recuerdo con claridad de ella. Sólo la vi un breve momento. Entró con rapidez. La seguí. Dejó la puerta abierta, así que entré también. La llamé varias veces, no me respondió. La casa de tres pisos, estaba, —al parecer—, solitaria y además cubierta de polvo por todas partes. Subí al tercer piso; escuché, —o creí escuchar—, murmullos en la última habitación. Abrí la puerta con cierto susto, no había nadie. En el suelo encontré una bolsa de tela, la revisé, dentro había arena roja, pestilente; vomité lo poco que contenía mi estómago. Vi un marco vacío, al principio eso creí, luego, me di cuenta que era un espejo negro, de cuerpo entero, todo negro, con un marco de fina madera, olorosa a incienso milenario, muy en contraste con la maldita arena rojiza de la bolsa. Por supuesto, el espejo no reflejaba nada. Di varios golpes suaves, con mi puño, en la superficie negra. Escuché con bastante claridad a mi espalda, una voz suave y femenina: “—Sácame…” giré y no vi a nadie. Golpeé una vez más y otra, escuché la voz suave, pero, no giré, me quedé mirando el espejo. Escuché:
—Sácame y serás inmortal…
En ese momento giré lo más rápido que pude, —y claro—, no había nadie. Pero, al mirar el espejo, este se puso como líquido y fosforescente, donde había golpeado con mi puño. Empezó a oírse desde su fondo, una música extraña: como un lamento distante o como una maldita letanía. Todas mis fuerzas, —o lo que de ellas quedaba—, mentales y físicas, me abandonaron. Caí inconsciente por algunas horas.

Hay algo que no te he dicho. Traté de suicidarme. La madrugada anterior de cuando entré en la casa. Con pastillas, fallé claro. Ni siquiera morirme me sale bien. Sé que varias veces lo discutimos y casi llegas a convencerme. Aún así, lo intenté. Traté de vencer mi insomnio para siempre, salir de la responsabilidad de ser hombre. Tomé las pastillas que encontré, no sé de cuáles. Dormí, soñé contigo, Cristina. Compartimos un helado. ¿Recuerdas cuando nos conocimos? Marzo 21. Equinoccio de primavera. Nos conocimos en la escuela de arte. Amaneció. Desperté. Llegué al vestíbulo del infierno y me regresaron. Tal vez no tenía pasaporte. Te podrás imaginar el malestar. Vomité una y otra vez. Casi sin defensas sicológicas, decidí salir a caminar, ya sabes a donde llegué.

Cuando desperté, la habitación estaba en penumbras. La única claridad entraba de la calle, por las rendijas de la ventana cerrada. Pensé que todo había sido una alucinación, por efecto de las pastillas. Sudaba, me tranquilicé un poco para irme.

Oí otra vez la música extraña, el espejo resplandeció, cegándome por completo e iluminando toda la habitación por unos segundos. No me reflejaba, ni a la habitación tampoco. En cambio, si podía ver a través de él; un pasillo lleno de puertas a cada lado; unas abiertas, otras cerradas, se perdían en la distancia. La música no cesaba. Una mujer hermosa salió de algún lugar; de cabello negro y largo, se detuvo frente a mí, sus ojos a la altura de los míos, me dijo:
—Sácame y serás inmortal… dame tu mano… y arroja un puñado del polvo contenido en la bolsa de tela… sobre el espejo…

Lo hice. Le di la mano. Lo que sucedió luego, no tengo fuerzas para contártelo. ¿Delirio? ¿Alucinación? ¿Karma por jugar con los dos filos? No sé. No quiero lastimar a nadie. No quiero llevar a nadie al infierno conmigo. Estoy solo en absoluto, Cristina mía.

“Mañana será otro día”; decía mi abuela. Aléjate de mí, pero no me dejes solo. Debo irme. El espejo empieza a resplandecer otra vez.
¡Te quiero mucho y te extraño!
Alfredo, Maracaibo.

TE BUSCO
Para: Lisseth

Te quiero buscar en lo simple de las caídas de la vigilia

Te busqué en los pliegues del viento del norte
entre las constelaciones que vigilan las profecías

Te quise buscar detrás de los prodigios del alba
te busqué en el centro místico del sueño
entre las cenizas sagradas del ritual

Te busqué después de la tormenta de soledades
entre los dedos del viento también
te quise buscar en la fuerza de las palabras claras
y en la presencia de los ancianos

Te busqué entre los números infinitos
en los umbrales de nuestra ciudad ciega
en la leche de los árboles caídos
esos guerreros de fuego que no dejan de cantar
a coro con las ballenas azules

Te busqué más allá de mis ojos
donde la noche gira en el agua negra
y las sombras descansan de lo cotidiano de la soledad
te busqué en los brincos de las ramas en la claridad del día

Te quise buscar en el lugar donde las sirenas
cantan su última canción
para enamorar a los desesperados

Te busqué en los besos perdidos
y en las mágicas estrellas

Te busco todavía en el centro de las cosas

BLANCAS MANOS
Para: Enmabel

Es fácil para ti decir
“este tiempo doloroso pasará”
Entra a mi celda
Y entiende el silencio
De los arco iris muertos

Y la medianoche manchará
Tu frente

Aprende a verme
En las tinieblas
En el juego de las sombras
Sobre los espejos
En los rincones manchados
Con mis pesadillas

Si tus blancas manos
Me dieran el permiso
Para escribir el último obituario
El obituario mío

Invitaría una lágrima
En otro reino
Y te escribiría
La canción última de amor
El gesto tierno en la espera

Tras las huellas del Dragón
La luz partió la negrura
En dos magos ebrios

Tras las huellas del Bufón
El cielo esmaltado
Cerró sus alas de abismos mágicos
Y se abrieron canciones nuevas

Si me dieran permiso
Tus blancas manos


Para: Lilibeth

Si tú supieras
que tu nombre es piedra de toque
es piedra rápida
que sostiene el tiempo en una vocal
en una uña
y decapita las sombras que persiguen y asustan
a los niños

Si tú supieras
que en la rosa de la noche
mi piel aúlla tu presencia a la luna
y el espejo de la luna me regresa
sólo las cenizas de lo que tanto temo

Si tú supieras
que entre las tinieblas azules
mis dedos buscan tus cabellos
para amarte como mis dedos quieren amarte

Si tú supieras
que lo que quiero es soñar contigo
y saber que el sol no me extraña

que lo que quiero es girar mi rostro
y verte junto a mí

y al estar junto a ti
mis huesos son aves que vuelan alto alto
hacia un cielo impoluto sin ningún dios que lo manche
sólo para ti
y de regreso
esas aves
traen en su pico mi horizonte
lo que mi corazón puede ofrecerte

al alba
con alas
un beso

ELLA

Ella no quiere mirarme
con sus ojos calmados

aguardo

sus manos de agua
y su primer beso alucinado

En mis tardes quietas
una melodía en la acera
y no es para mí

Sueño circular

Dormir
Vivir
despertar
dentro del Sol
con Ella
A mi muerte

OTRA CERVEZA
Para: Dylan Thomás

¡Bebamos amigo mío otra cerveza fiel!
Celebremos mi muerte cantora
Con la libertad de los muertos
Y las humedades de las estrellas

Sin más gozo que el amor primero
Sin más vientre que el de mi madre tierra
Fuego y viento Yo soy
Y vuelto duende desde la niebla te canto

Canta amigo mío
La balada de los poetas muertos
La que duerme mis carnales espejismos
En la luna ciega

Derrumbemos con una canción de amor
El milenario orden de las cosas
Seamos osados y rebeldes como los lobos
Y sólo a una hembra amemos

La de los ojos color miel
Color almendra en la mirada y el vientre
Y blanco en mi suicidio
Principio del edén perdido

¡Canta! ¡Ríe! ¡Baila! ¡Ama!
Y escribe Poesía en las luces de las estrellas

Y con la aurora de las sombras de los Ángeles
Celebremos mi muerte de viento furioso

Con otra fiel y amante cerveza
Por siempre y más allá del temor
Y con nuestros poetas eternos
Guardando nuestros sueños

¡¡¡Canta!!! ¡¡¡Canta!!! ¡¡¡Canta!!!

A la libertad de mi muerte

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