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YOSIE CRESPO (Miami-Estados Unidos)

YO SALGO A BUSCAR EL INVIERNO

Yo salgo a buscar los fantasmas
por caminos cargados de luciérnagas
y peces que sonríen
olvidados en su pánico.

Ya olvidados existen los desaparecidos
Que son también como una vieja trampa.

Que alguien me hable de las horas que callan
del joven rodeando nuestros ojos
de los dos, llenos de brillo,
como la noche en la espera
de otro mundo
digo no, y borro la herida.

Yo salgo a buscar el invierno
que me abriga
y solo encuentro,
solo encuentro frío.

ELEGÍA PARA NUNCA VOLVER

Ahora que su cuerpo ha dejado un hueco enorme
son mis párpados vacíos
otra vez el comienzo.

-Aún rompiéndome-

De nada sirvió la conquista del tiempo
ni caminar sobre cáscaras de nueces.

De nada sirvió mirarnos a nosotros mismos
ni pasarnos de prisa también el amor.

Porque a veces me abandonabas para seguir muriendo
yo, buscaba en tu silencio lo que nadie sabe.

Porque a veces callabas con tus ojos
abrazando cada marcha
aún perdiéndome la paz.

Transita una sombra sobre la luz que se apaga.

¡Y me rompo!

Ahora que su cuerpo ha dejado un hueco enorme
podrá su voz prohibida
sepultarme para siempre.

LA POSIBLE MORDIDA

“Todos los tiempos pertenecen a una ciudad sin nombre”

La ciudad vendrá a mis ojos
con sus fusiles de tiempos.

Vendrá desde el mismo lugar donde
la he perdido,
con su cuerpo moverá
mis dientes postizos por los años
y sin remedio convencerá
la advertencia que cambiará
mi vida.

Mientras tanto la palabra
seguirá por sus calles
desprendiendo con su alma
todos los seres y las cosas.

Dejará de ser suicida la casa,
con sus hijos y sus padres,
sobrará la antigua mano
que reduce la única puerta
y todo lo que toque
pasará como el viento.

La ciudad vendrá a mis ojos
como entre los escombros.

Para encontrarla
habrá que marcar su cuerpo de colores
amanecer con sus pájaros
besarle los ojos
y extraer con ellos el vacío
desde el fondo de mi conciencia.

Mientras tanto su posible mordida
vendrá sobre mi calendario
y ordenará volver.

Aunque duelan mis párpados,
siempre volver.

YO LOS HE VISTO

La araña cuelga demasiado lejos de la tierra.
Antonio Cisneros

Yo los he visto
caminando por las calles
saturados por el rojo
impaciente de las bestias.

Con sus rostros de peces bravos
sin encontrar un recuerdo.

Van solos,
en su faena diaria
dejando de soñar
su inevitable furia.

Van solos como en tribus.

Basta verlos esperar el abrazo
firmando en pos de la muerte
algún lento contrato.

Yo los he visto
con niños en sus brazos
abandonar sus dioses
por dinero.

Antes era más fácil
sacarle las alas al mundo.

Antes era más fácil
venir de la tierra
entregar con su manto divino
el conjuro de la luz.

Yo los he visto
hablar de nosotros,
huyendo con sus trenzas
y manos encallecidas.

Alimentando de cielos
su careta.

Algún día morirán sus ojos conmigo
y otro, responderá por ellos.

EN MEMORIA DE LA ROSA

Yo nunca ví la rosa.

Caminé por senderos
y olvidé que mi destino era libre
como los nombres extirpados de mi cuerpo,
me rendí a la vida.

Yo no hice un pacto con su vientre,
pero dejé mi sombrero de alas
al borde del silencio
para morir de cansancio
al pie de su belleza.

Yo nunca vi la rosa.

Crecí desde una piedra
con una antorcha viva
desde el alma
y prometí portar su nombre
y ahogar todas las puertas.

Ella me dejó escrito
en su canto rodado de pájaros
vagando sobre mi cabeza, el amor.

El susurro de su más débil recuerdo
selló con un suspiro toda mi soledad.

Ahora soy aquella mujer
que abraza toda su sangre
como si fuera una cruz.

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