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LEONARDO MORGAN FINKELSTEIN (CABA-Buenos Aires-Argentina)

CONTRA EL ESPEJO

¡Ay!
No tendría que haber chupado ayer.
Peinó los pelos que le quedaban cuidadosamente hacia atrás, se afeitó; tres granos sucesivos hicieron su aparición. Se dio unas cachetaditas refrescantes con agua de colonia en los mofletes. Sus ojos celestes, de pescado frío, observaron el resultado. Un resultado desalentador. Y la cabeza que se le partía. Se puso la camisa blanca que a regañadientes le planchara la dueña de la pensión, bastante harta de sus continuos atrasos. Encontrarlo al “Chino” fue providencial, bebieron de más, eso sí, pero al menos le prestó unos pesitos y le dio el dato; sólo que ahora se sentía tan pésimo que no distinguía qué hubiera sido mejor y qué peor.
El sol transformado en comadreja se arrojó sobre su cabeza de carroña repodrida y los árboles pintados hasta la mitad de blanco se le vinieron encima ululando. Babosas entidades de culpa y fracaso. Vomitó. Escondió los ojos en el antebrazo, apoyado en un árbol, y sollozó dos veces sin apercibirse siquiera. Unas escolares le preguntaron “¿Señor, está bien?” Se quedó sentado en un paredón apreciando sus piernitas chuecas bajo la falda tableada mientras se alejaban de él y retomó la marcha. Tres gotitas de vómito habían saltado al abordaje de su blanca camisa. Las sacó con el índice mojado en saliva. Por fin llegó, ante la puerta recordó justo, que llevaba unas gafas de sol y se las puso, su mirada no lo delataría. Se reacomodó los pelos. Tocó el timbre. Apareció una mujer. Una mujer a la que había amado y que ahora era una figura asexuada e informe con un trapo de cocina húmedo entre las manos. Escudriñante. Ya se pondría al día con los alimentos, tenía un trabajo nuevo, al principio el fijo no era mucho pero las comisiones eran jugosas y… la mujer no lo dejó terminar, hizo una mueca, y llamó al niño. Casi le agradeció que no le dejara terminar el speech; el chico se le abrazó y salieron de la mano, de camino fueron pateando un cascote contra una lata estableciendo prendas y premios. Le contó a su hijo una fábula de Esopo que había leído en el Selecciones del Reader’s Digest porque en el mismo número decía que a los niños había que estimularlos. Con gesto ampuloso sacó un flamante número de la revista de Los Mutantes del Espacio, que venía con un pendorchito para armar y que había entrado raspando entre los cálculos. Fueron a ver un espectáculo teatral a la gorra. Muy bueno, payasos y aciertos escénicos. Un oso viejo pero verdadero. Cuando pasaron la gorra dejó caer dentro una servilleta usada de la noche anterior. En el barcito pidieron una cocacola, una hamburguesa con papas y un cafecito con aspirinas para él. Ya se sentía casi bien de nuevo, mordisqueó las papitas fritas que su hijo abandonara en el plato, y se miró de perfil en el espejo del bar, “¡qué piltrafa asquerosa!” pensó, en eso le tocaron el brazo y una vocecita exclamó:-¡Papá cuando sea grande me encantaría ser como vos!


1-UN GATO NEGRO EN PARIS; 1953.

I –los demás.-

Los envidiosos
y los cortos de genio
perpetuamente acomodados
a suposiciones necias
jurarían
que trabajo en este restaurant
cazando roedores…
¡ qué horror!
motivos más altos poseo
y en cuanto a lo demás,
me limito a rociar con mis orines
algunos puntos estratégicos,
Y todos en paz.

II- lo que hay que hacer.-

Frotando mi cola
contra sus pantalones blancos
celebro a mi amigo Vito, el cocinero
él me arrea una patadita
-su cariño es de los rústicos-
“ ¡cabrón, porquería de 4 patas!” me llama
y como al descuido deja caer
alguna gamba de buen tamaño
o un jugoso trozo de lomo,
por mi parte, le hago algunos malabares
con una arveja perdida
o lo que encuentre, para divertirlo,
después descanso
sobre unos diarios viejos
aplastando una pila
de malas noticias.

III-el arte-

Cuando aparezco triunfal
entre las mesas
cojeo de una patita
y voy plañendo lastimeramente
mientras me carcajeo y felicito
para mis adentros,
Los niños se fascinan
los ayudo a terminar sus platos
me adoptan
me colman de atenciones
mimos y cuidados
como aquellas trillizas preciosas,
rubias…
lástima que la madre mencionó
algo referido a cortarme los testículos
para que me quede siempre en casa
pero larga es la noche
y mis planes no son pocos…
ni apocados.

III -sobre gustos.-

Adoro a las gatitas muy jóvenes
que nada saben de la vida
y pretenden ser muy intrépidas
unas ases por las avenidas del aire,
y también a esas gatas regordetas
que todo lo saben
porque consiguieron una vieja chocha
despeinada, desdentada y desaseada
que mientras les llena el plato
alucina que la raptó un faraón
y reina en un palacio bajo el río Nilo….
Yo, estiro mis orejas y escucho
suavemente les digo que sí a todo
y poseído por la luna, salvaje
me las garcho sobre los tejados
galopando mi propia demencia
aullando locuras de loco.

IV-del más allá-

Ingreso en otro mundo
por la ventana de madame Grivot
la tarotista
salto sobre la tibia mesa de roble
doy unas vueltas
y me siento sobre algún arcano
ella abre mucho sus ojos
de esmeralda profunda
luego me besa y aplasta
contra su tetamen de globo terráqueo
me dice que soy un ángel
y dispone para mí
una lata de atún
en un plato de porcelana
¡oh la lá!

V- del amor-

Ella es blanca.


VI-sociales.-

Cuando me da la gana
me cuelo por la claraboya de Eugenne , el pintor.
Eugenne pinta muy mal
y jamás me da algo de comer
pero siempre está despierto
fuma marihuana
y pone viejos discos
de Louis Armstrong
Cab Calloway y Thelonius Monk,
cuando sus amigos hablan de mujeres
escucho
cuando hablan de arte
dejo de escuchar,
Flotando entre almohadones,
me adormezco disuelto en plácidas ondas
de piedra sobre un pozo de agua.

VII-de la amistad y del pecado.-

Al nuevo día
me desperezo satisfecho
doy una meadita spray
sobre los cuadros
para asentarles el color,
visito mis nuevos hogares
sin descuidar a Vito, el cocinero
porque una vez
supo decirle al patrón
“si se va el gato me voy yo”
Esas fidelidades
necesitan de reflejos
pues la Ingratitud
es la reina asquerosa del pecado
en tanto que la Gula, la Lujuria y la Pereza
son tres señoras graciosas
que bailan en círculos
proporcionando
unas cosquillitas muy ricas.

VIII- la verdad.-

Un mundo cabeza abajo
todo patas arriba
nada en su justo lugar…
En fin,
si alguna duda te aqueja
si quieres preguntar algo
aprovecha ahora,
tengo soluciones para todos,
Si dejas pasar esta oportunidad
tendrás que esperar
a que complete otra ronda.

PAISAJE ADENTRO.

Mi barca “Helena” se mece
en las tranquilas aguas del Peloponeso
por primera vez he salido
a pescar con mi nieto
todo se ha vuelto novedoso
mi corazón es una isla feliz
en los océanos del Paraíso
La pesca ha sido buena
nos hemos divertido
atrapando a los escurridizos peces
freímos un pulpo
en la pequeña cazuela
verdes burbujas de aceite de oliva
revientan perfumando el aire marino,
tenemos pan y también
aceitunas de colores y queso
un vaso de retsina para él
y otros para mí,
de mis infinitos bolsillos de abuelo
brotan unos higos secos
enciendo mi pipa
historias de navegantes
divagan por el humo blanco
es la hora del ocaso
todos son colores amarillos
dorados y ámbar
no contemplo el paisaje
formo parte de él.

LA LLUVIA SUSPENDE TODO.

El ogro vigilante
arroja un despertador
contra los cristales del sueño,
la cama es una tostada caliente
y yo soy la manteca
que se derrite
y la mermelada de damascos;
abandonarla será
ser expulsado del paraíso
al infierno frío y feo
de la escuela...
Llega mamá en una nube y dice:
está lloviendo mucho
mejor quedate acá...
es viernes y el lunes feriado
cómo no voy a amar a
la lluvia y de paso
a mi mamá?

VOLVER Y GRACIAS.

Lo que me ocupa es llegar
volver, siempre vuelvo
de una u otra manera,
Vuelvo
pero ya llevo tiempo en Manaus
y el dinero
apenas si llegaría hasta la mitad
de un largo camino:
puedo bajar hasta Porto Velho en barco
hacerme un taparrabos
con una hoja de parra
y auto stop durante semanas
hasta Foz, la frontera
para seguir haciendo auto stop
durante días.
Y no aparece
como un programa tentador.

En la cubierta del barco
se me caen unas lágrimas
monedas fugitivas
de los bolsillos del alma.
No me entiendo:
he cruzado El Amazonas en barco
he cumplido otro sueño de mi vida
pero siempre fui fiel a mis sueños
y los años no me han vuelto
un cocodrilo llorón
que se embelesa en sus reflejos.

No sé qué es
hay gente que cuando les pregunto
por tal o cual ciudad
creen decírmelo todo con
“es muy limpia”
a ésos les diría
nunca vayas a Manaus
“es muy sucia”
hay ratas que parecen gatos
y gatos que parecen hombres.

Si fuéramos a comer
pescado frito en el mercado
y tuviera la precaución de hacerte entrar
por un costado que yo me sé
los anfibios hedores
peleando su supremacía
te darían tal coletazo en la nariz
que tendría que acabarme
tu plato casi intacto.

No sé qué es
será que los nativos
me cubrieron
de maldiciones inversas
“ tú nunca te irás de aquí”
“te harás rico aquí
te casarás y serás feliz, aquí
nunca podrás irte de aquí”
o quizás que Manaus
parece decirte
yo soy el centro y de mí todo se aleja
mis visitantes son pocos
por eso ahora
yo seré tu Diosa Madre
y tú, mi mascota querida
estás protegido
ya nunca te faltarán
amor, abrigo y alimento.

Y sin embargo me voy
y estoy llorando en la cubierta del barco
debo ir al sur y por eso
tengo un pasaje hacia el norte
a Belén de Pará
he hecho bien
encuentro una de las ciudades
más bonitas de la tierra
arquitectura colonial portuguesa
y vegetación selvática
de reojo la miro
mientras despliego mi mapa
estudio mis próximos destinos
Fortaleza, Natal , Recife.
cada uno de estos nombres
es un gonggggggggggg
en mi caja de resonancia emocional.
cual si fuera un mantram
repito escuchando mi voz
Fortaleza, Natal, Recife....
Fortaleza , Natal, Recife....
Fortaleza, Natal, Recife....
y hacia los dos costados
se corre la cortina de la precariedad
huyen los gemelos del hambre y del frío
y entra una luz de mujeres-centauro
una espuma sirenas negras
y de calles
y callejones
y barsuchos
y comidas y frutos ignorados
de extrañas casas con historia
asomadas entre árboles gigantescos,
y borracheras
con alegres desconocidos,
Y el mar
enmarcando mis visiones
Fortaleza, Natal, Recife...
no sé cuándo ni cómo he de volver
y ahora estoy mucho más lejos
apenas me quedan
unos cuantos collares y pulseras
que les compré a los indios
para trocar por el camino
Fortaleza, Natal, Recife....
Ni cuándo ni cómo
Gracias Dios mío.

EL TELEFONO DE LA REINA.

Por los resquicios de las ventanas
disfrazado de temporal
ruge un dragón impotente
los gatos están adentro
y la casa calentita
Flotamos arriba de la enorme cama
comiendo sanguchitos
y viendo una película de espadachines
dispuestos a dar la vida
por amor a la reina
descorcho otra botella de vino
por amor a la reina
suena el teléfono
¿Señor Finkelstein
quiere comprar un Volkswagen?
-Noooooooo señoriiita para qué?
lo que sí le compraría
por amor a la reina
son otros 1001 momentos como éste
y más amor por la reina
Sí!
no, desde luego
no pretendo que lo entienda,
tampoco se lo voy a explicar
pues… porque estoy en mi casa
y ahora si me disculpa
tengo que ir a arrodillarme plebeyo
y erguirme caballero, adiós.

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