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ROSARIO SANCHO ZALACAÍN – BANDOLERA (Barcelona-Cataluña-España)

LÁGRIMA

Cristal caliente y diluido,
engendrado en sentimientos
impotentes.

Lentamente brotas
de una entraña herida,
buscando tu destino incierto
en esa piel estéril
que cobija tu caída.

Sangre aglutinada,
fluido íntimo,
desgarro de la carne
-herida y roja-
que te mece.

Errante buscas la respuesta
a tus gemidos
incompletos,
frustrados en la entraña
de tu madre.

Esta líquida verdad
encerrada en lo sutil de tu misterio:
La efímera,
quebradiza,
muda
vida humana.

Tu sustancia,
sollozo de insondable dolor
jamás perdido.

Tu leve arista,
frágil.

-Nuestra visceral garganta-

REFLEJOS DE MARINA

Llevas en tu nombre el mar,
misterio impenetrable
de reflejos.

Tornasolas en colores transparentes
tus saberes,
que regalas en arrullo
entre espumas de inocencia.

Pero al anochecer
de tus momentos,
roca gris se cala
en tus entrañas
-Tinta de perla y sal,
pigmento frío-

Hasta que torna la mañana,
Sol naranja,
perfilando los esmaltes
del acuoso lapislázuli
de tus secretos.

Y brota el arco iris
en tu lienzo
-tu mirada-

Y somete a la borrasca
peligrosa
el vigoroso remolino
de tu fuerza creadora.

-Esa juventud que ruge
entre olas de esperanzas
que embisten contra los escollos
más allá del arrecife-

Y las aguas se serenan.

Domestican mansamente
el tesoro
del silencio,
tu riqueza de lenguajes escondidos:

Perla, luz, tormenta, paz, silencio.
Ola, noche, roca, sol, misterio.

El mar, dulce quietud.

Tu nombre eterno.

ENREDADA EN TUS PALABRAS
(Poema dedicado a Octavio Fernández Zotes)

He bebido tu poema,
anónimo viajero,
descubriendo
-entre el sentir-
el reloj de tu regalo.

Como siempre, te diría,
reina el tiempo
-ese aquilón
que nos espera-

“Como siempre”, amigo mío....

Acompaño tu lamento
entre las flores,
y aún mejor tu calendario
entre las hojas
- tus desvelos-

Esperas las nieves rojo,
apenas les echas cuentas,
casi ni te rozan, pero tú,
tú sigues.
Y les cantas la palabra:
Plena.

Tienes más lirios que nieves,
vives más vida que inercia.
Puedes tú, joven promesa,
buscar las rendijas todas.
Que por ellas pasan siempre
colores, música y primaveras:

Ese niño,
el que está vivo
en el tacto sedoso
de unos dedos,
sintiéndolos en surco
por su nuca.

El que crece
abandonado,
acunando en desconfianza
la certeza de un Enero
sin remedio.

Ese niño que me ofrece
sal y pan,
regalando, así , su miedo.

Ese niño que no pide demasiado,
salvo el tiempo
del rubor
de los mañanas.

¿Por qué le agobian las tardes de estío
si teme los suburbios recónditos del frío,
de la nada?

Siempre mira ese tranvía.
Siempre ama la última esperanza...

Me dirías:
“Entre el goce consciente de la muerte
y el miedo ineludible de la vida”

Te daría:
Hebillas
que se escapan
más allá de las medidas.

MÁS ALLÁ DE LOS ADVERBIOS

Te amo en blanco,
sin ultrajar el papel
en el que escribo.

Te amo tanto
-es todo, es aquí, es un ahora-
que no desvelo el sentir
de la palabra,

ni encuentro el tono de los puntos
suspensivos,

ni entiendo la cadencia
de los verbos.

Se me desborda un río
en ese todo.

Se disfrazan los lugares
de este aquí.

Se escabullen los momentos
del ahora.

Y yo me busco en el refugio
de tu pecho,
clavando allí la bandera
de mi siempre.

Y destierro el nunca,
y me aferro al todavía,
y me fundo al solamente.

Mi conquista gesta un luego
que aún no existe,
exaltando el ya mientras reniego
del tal vez, del puede, del quizás, y del quién sabe.

Te amo tanto
que ya no sé cómo decírtelo,
porque no tiene forma.

Te amo
más allá
de los adverbios.

ESCALERA AL CIELO

Ángel de luz escapa de sus labios.

-Yo lo he visto-

Cuando la música despliega sobre él
las plumas de sus alas.

Él hace de esas plumas su escalera.
El color de su escalera pinta el cielo.

Y en el cielo se dibuja
-tenue, un ala blanca-
esa sonrisa.

Y libera el Ángel de la luz de sus misterios.

- Yo lo he visto-

Cuando su luz se hace sonrisa
escapa el Ángel.

Entonces
mi escalera se hace cielo.

A PILAR

Se te llevó el Silencio.

Yo lo supe
cuando agarré tus manos
y tu nombre,
y te sentí casi crujir
entre mis huesos,
y se te heló la carne.

Ahora que un Pilar de infancias
me sostiene,
te arrancaré de entre las páginas
de mi pasado,
emergerás desde lo oscuro
aleteante,
y serás cuna, niña, cuento, noche.

Y tú me sentirás casi crujir
entre tus huesos.

Y a mí se me abrirá la carne.

5 comentarios:

  1. Gracias por el enorme trabajo de selección, publicación y difusión Norma, y por tu poesía, la que nos regalas casi a diario.
    El enlace con Bandolera, de Bacelona, Catalunya, sale perfectamente.
    Abrazos.
    Lilí Muñoz
    Ciudad de Neuquén. Patagonia Argentina

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  2. Gracias a tí, Lilí. Y a mi Aboro.... Nada nuevo que decirle. Disfrutará mucho. :))

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  3. Bonitos poemas. El primero muy desgarrador

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  4. Gracias por tu visita, Haddock. Es un magnífico anuario. me alegra mucho, mucho, verte.

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